Repasamos la quinta temporada de nuestros queridos gángsters de Birmingham
Peaky Blinders es una serie creada en 2013 por Steven Knight y protagonizada por Cillian Murphy, Paul Anderson, Helen McRory, Sophie Rundle, Tom Hardy, Annabelle Wallis y Sam Clafflin, entre otros. La temporada cinco está disponible desde el 4 de octubre en Netflix.
Admitámoslo, los Peaky Blinders siempre van a molar. Al fin y al cabo son los que han conseguido elevar al nivel de arte las caminatas a cámara lenta con poses guays, llamaradas y fondos de rock alternativo. En esta nueva temporada, los gángsters de Birmingham han conseguido mantener el nivel que les caracteriza. Si bien no me ha parecido la mejor temporada, quizás más difusa y lenta que su antecesora, sí que deja muchos detalles de gran calidad y un final abierto que nos va a mantener en tensión hasta la salida de la sexta entrega.

¡Han vuelto los Peaky Blinders!
Lo que ha dado un paso adelante esta temporada ha sido la cinematografía, que si bien ya era reconocible y muy característica, en esta ocasión la estética de la serie va un paso más allá para conseguir que cada plano de la serie sea un cuadro perfecto. Se juega más con los recursos de cámara, con algunos efectos vértigo espectaculares, juegos de iluminación, distorsiones, perspectivas, etc. Sin duda en cinematografía esta temporada se lleva un sobresaliente.

La nueva temporada da un paso adelante en la estética de la serie
Con respecto a la trama: resulta bastante convincente, aunque parece mucho más difusa que la de la anterior temporada, con varios villanos o tramas de personajes que parecen ir a ninguna parte (aunque viendo el final abierto este punto parece que va a tener arreglo en la T6). A pesar de todo esto los Peaky siempre se las apañan para mantenerte enganchado a la pantalla, y quitando ciertos detalles es cierto que la historia es bastante buena, y tiene pinta de que va a funcionar a largo plazo.

Tommy, ya en su cargo de parlamentario, se muestra más atormentado que nunca
Pasando a los personajes, cabe decir que Cillian Murphy mejora cada temporada, ofreciéndonos en esta ocasión a un Tommy Shelby casi cansado, más atormentado, profundo y oscuro (algo que no parecía posible). En el caso de Paul Anderson, el iracundo Arthur Shelby, sigue en su línea (quizás se acerca peligrosamente a la autoparodia) aportando el alivio cómico en algunas escenas, y mostrando un personaje muy crudo en otras. Por otra parte, Aidan Gillen está soberbio como Aberama Gold.

Michael y Gina Grey (Finn Cole y Anya Taylor-Joy) darán mucho de qué hablar en esta temporada
De los nuevos fichajes, Anya Taylor-Joy va dibujando a uno de esos personajes a los que se coge tirria muy fácilmente (la Betty Draper o Skyler White de Peaky Blinders), y como puntazo a favor de esta temporada cabe mencionar la interpretación de Sam Claflin como el parlamentario Mosley, el rival político que pone contra las cuerdas a Tommy, al que intentará convencer para fundar el partido fascista inglés. Su interpretación es buena, con puntos brillantes a la hora de los discursos, con una personalidad hitleriana.

Sam Claflin se postula como un villano prometedor
En definitiva, la nueva temporada de Peaky Blinders mantiene el nivel de la serie, y aunque no es la mejor hay que admitir que es bastante buena. Deja el final bastante abierto, lo cual será un aliciente (que casi no hacía falta) para desear que la T6 llegue cuanto antes.
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