Allá por el año 2017, el estudio sevillano The Game Kitchen anunció la campaña de Kickstarter de Blasphemous, su segundo juego tras The Last Door. Durante el tiempo que el juego estuvo en periodo de financiación levantó una gran expectación, tanto que en el momento de culminar dicha campaña lograron recaudar más de 300.000 dólares, convirtiéndose en un auténtico éxito.
Blasphemous se presentaba en ese momento como algo diferente, aunque asentado dentro de las bases del género metroidvania, pero sin llegar a serlo en el estricto sentido de la palabra. Su apartado artístico y su cuidada estética lo convertían en algo realmente novedoso dentro del panorama nacional, algo que se mezclaba con un sistema de combate rápido y dinámico, con lo que no es de extrañar que juntado estos ingredientes la nueva obra de The Game Kitchen estuviera abocada a convertirse en todo un éxito.
La misma historia de Blasphemous es también algo cierta mente llamativo, tanto por su temática como por la forma de narrarla. Aquí nos ponemos en la piel del Penitente, el único superviviente de la masacre de la Hermandad del Lamento Mudo. Tras despertar de tan terrible situación, este verá cómo se encuentra atrapado en un ciclo de muerte y resurrección debido a los pecados de la tierra, por ello su misión será purgar la maldición que ha recaído sobre las tierras de Orthodoxia y que responde al nombre del Milagro.
La forma de narrar los acontecimientos de Blasphemus tiene mucho que ver con la utilizada por From Software en su saga Souls. Con unas pequeñas pinceladas en el comienzo de la aventura se nos pondrá en contexto pero poco más, deberemos ser nosotros los que vayamos rellenando los huecos de esta cruenta historia por medio de su lore y de la interacción que tendremos sobre los diversos objetos y coleccionables que se encontraremos esparcidos por el juego, así como atender muy bien a aquello que otros personajes nos irán contando.
El aura que rodea a Blasphemus es tan especial como única. The Game Kitchen ha ambientado su juego en un mundo que tiene mucho que ver con la mitología cristina. Por ello veremos constantes referencias que aludirán a esta religión, así como lugares, ambientes o personajes que tienen cierta reminiscencia de la misma. Todo ello se presenta en un mundo oscuro, cruel y retorcido, en donde la muerte acecha tras cada esquina por lo que deberemos tener mucho cuidado si queremos sobrevivir a El Milagro.
Clasificar a Blasphemous como un metroidvania clásico puede no ser lo más acertado. Es cierto que si jugamos vemos ese factor de exploración que nos puede recordar a la saga Castlevania, donde tendremos un extenso mapa por descubrir y explorar, lleno de secretos y enemigos. Pero hay algo más en la obra de The Game Kitchen, un elemento que nos hace volver la vista a la saga Souls, por su dificultad y sus desafíos.
Pero no hay que quitar importancia a la exploración y a su peso en la historia, es más será lo que estemos haciendo prácticamente durante toda la aventura. Ese mapa al cual hemos aludido estará dividido en diferentes zonas, cada una de ellas recrea diferentes escenarios como pueden ser catedrales, aljibes, prisiones o montañas, todas con un diseño de niveles bastante notable en los cuales deberemos saltar, sortear trampas y derribar a los enemigos. Pero el factor más metroidvania que encontramos aquí es que habrá ciertos lugares que se encuentran inaccesibles desde el comienzo de la partida, zonas a las que únicamente podremos acceder con la habilidad necesaria y que encierra algún tipo de secreto. De esta manera veremos como en más de una ocasión nos tocará volver sobre nuestros pasos si queremos obtener ese objeto que nos haga conseguir el 100% de la partida o algún otro que mejoré nuestras estadísticas o habilidades.
La ciudad de Albero actuará como núcleo central de la aventura. Aquí veremos que se ha instalado una hermandad de misioneros cuyo objetivo es tratar y cuidar a aquellas personas que han sido afectadas por El Milagro. Desde este mismo punto podremos viajar a otros lugares por medio de unos portales, aunque para ellos habrá que desbloquearlos con anterioridad, pero si lo hacemos veremos que este lugar se convierte en una zona segura en la que podremos descansar y aumentar nuestro poder.
Ese poder se ve representado por Mea Culpa, la espada y única arma con la que contará el Penitente en su travesía. El posible que el hecho de contar con una única arma impacte de primeras, pero es lo suficientemente versátil como para no echar de menos otras. La Mea culpa tiene un sistema de progresión que hará que aumentemos su poder siempre que encontremos una serie de altares repartidos y escondidos por el mapeado. Allí el Penitente orará y su espada aumentará su poder, abriendo también un árbol de habilidades donde podemos desbloquear diferentes combos y nuevas formas de atacar.
La Mea Culpa será el único arma con el contaremos en el juego, pero también tendremos a nuestra disposición una serie de artefactos con los que podemos mejorarla, como pueden ser las reliquias o el rosario. Estas reliquias se podrán enlazar directamente en la empuñadura de nuestra arma y nos dará algunas habilidades espaciales. Por su parte, las cuencas del rosario servirán para equiparnos determinados objetos que aumenten nuestras estadísticas o nos proporcionen algún bonus extra.
El sistema de combate versátil, aunque un poco limitado por la forma de desenvolverse. Nuestras mayores bazas para salir victoriosos de los enfrentamientos serán el desplazamiento, para esquivar y sobrepasar a los enemigos, y los bloqueos con los que podremos contraatacar a los enemigos. Es importante dominar estos dos conceptos prácticamente desde el principio, aunque cada vez que lleguemos a un nuevo lugar será como empezar prácticamente desde el comienzo puesto que deberemos ver que enemigos son susceptibles a una u otra de estas acciones, ya que a todos no podremos contraatacar.
Puede que al comienzo ejecutar los parrys sea algo complicado, pues tendremos que calcular muy bien el tiempo de reacción y de golpeo del enemigo, pero si dominamos esta técnica seremos prácticamente invencibles por lo que es necesario que practiquemos hasta lugar la perfección. Tras ejecutar esos parrys, en algunas ocasiones veremos como el enemigo queda expuesto y aturdido, en este momento podremos atacarle para ejecutar un cruel remate final con el que el Penitente ejecutará su vida, además, gracias a esto ganaremos más lágrimas de Enmienda que las que hubiésemos conseguido con un muerte normal.
Al deslizamiento y a los parrys hay que sumar el sistema de combate más directo donde la espada Mea Culpa toma todo el protagonismo. Aquí veremos que las mecánicas de ataque son directas y rápidas, pudiendo ejecutar diversos combos. Aunque hemos de decir que es bastante limitado este sistema de ataque y puede que un poco simple, algo que dominaremos rápidamente y donde apenas se nos presenta un verdadero desafió. Los combates se van a desarrollar de una forma rápida, donde seremos nosotros contra el enemigo, o el grupo de ellos que este delante de nosotros. Si somos alcanzados por su golpe la pantalla y el mando vibrará, haciendo que el combate se sienta más real, aunque estos dos efectos los podemos desactivar si no son de nuestro agrado.
Las Lágrimas de Enmienda son la moneda de comercio en Blasphemus. Las obtendremos al derribar enemigos o romper determinados objetos. Con ellas podremos comprar en la mercader que se encuentra oculta en determinados lugares del juego o aumentar el nivel de nuestra Mea Culpa en los altares destinados a ello. Una de las principales diferencias del título de The Game Kitchen respecto a los de la saga Souls es que cuando morimos no perderemos estas lágrimas, las conservaremos todas, sin embargo si dejaremos un juramento de culpa que deberemos recuperar allí donde caímos ya que esto disminuye nuestro poder mágico.
El mundo de Cvstodia está repleto de secretos, no solo los que hemos ido mencionando. También encontraremos diversos NPC´s que nos encargarán realizar alguna misión secundaria y con la que seremos generosamente recompensados. Pero además también contaremos con la ayuda de otros personajes que aumentarán nuestra vida o el número de cuencas de rosario que podamos llevar, evidentemente todo esto se encuentra oculto en el mapa y aquí es donde Blasphemus muestra su mayor vertiente de exploración.
Esta exploración siempre dará como resultado el cambio de zona y aquí es donde tendremos que vernos las caras con el boss que custodie ese cambio. Decir que nos ha encantado su diseño, plagado de iconografía y con ese tono oscuro y deforme que domina el juego, pero todos ellos diseñados con un sentido común y unas mecánicas únicas que nos pondrán a prueba durante las batallas. Y es que para derrotar a cada uno deberemos emplear estrategias diferentes, fijarnos muy bien en sus patrones de movimiento y saber cuándo atacar, defendernos o contraatacar y aun así moriremos más de una vez.
Con todo esto tendremos juego para rato. Blasphemus puede llegar a durar entre 15 a 20 horas, pero si queremos completar su mapa y desbloquear todos los secretos que esconde puede perfectamente aumentar en unas cinco o seis horitas más. Todas ellas llenas de diversión y elementos desafiantes que nos mantendrán enganchados mientras avanzamos por este oscuro mundo creado por el estudio sevillano.
Su apartado artístico es una belleza, todo se enmarca en esa aura mística, oscura y gore que recrea un mundo lleno de misticismo, basado en la iconografía cristiana, aunque con grandes libertades.
Aquí podemos hacer una división entre los escenarios y los enemigos. Por un lado tenemos esos lugares que visitaremos, de los cuales tenemos que alabar el buen trabajo de The Game Kitchen a la hora de representarlos. Desde aljibes árabes, catedrales góticas, claustros románicos o cárceles oscuras, habrá una gran variedad de entornos a explorar. Pero no pueden faltar la representación de algunos elementos artísticos clave en nuestro país, como puede ser la Mezquita de Córdoba, cuyos arcos aparecen fielmente representados en los últimos compases del título. Todos esos detallen dotan a Blasphemus de más vida y hará que nos vayamos fijando en cada uno de ellos mientras recorremos su entornos.
Los enemigos son esos otros elementos que destacan sobre el resto. Son realmente variados y muy inspirados, cada uno de ellos casa perfectamente con aquellos lugares en los que aparecen. Aquí veremos desde personas hasta seres extraños y flagelantes que se nos echaran encima nada más vernos. Por su puesto no pueden faltar las inspiraciones reales y artísticas en cada uno de ellos, recordándonos a pinturas de Velázquez o de Goya en ciertos momentos.
Y es que la inspiración artística tomada por The Game Kitchen para recrear su juego es innegable, y es algo que ellos mismos han admitido. El título toma como punto de partida el cuadro de La procesión de los Flagelantes de Goya, en donde se puede ver esos retazos de oscuridad y tenebrismo con los que el maestro aragonés envolvía a sus obras. Pero no solo Goya ha servido como referencia, otros grandes de la pintura española también han sido tomados como ejemplo, como el caso del propio Velázquez o Diego de Rivera. Explorar cada uno de los detalles escondidos y encontrar estas referencias es realmente satisfactorio.
En lo que respecta a su banda sonora, hay que decir que la música juega un papel fundamental. Es posible que parezca que se encuentra en un segundo plano, pero si nos fijamos en ella y la escuchamos con detenimiento podemos observar lo bien ejecutada y escogida que esta. Aquí nos podemos deleitar con instrumentos clásicos del folclore español que recrearán temas y tonalidades que nos harán viajar hacia ese mundo lleno de oscuridad y degradación.
Todo ello se encuentra acompañado por unos efectos sonoros bastante correctos, sonidos de lamentos que no hacen más que añadir ambientación a ese mundo cruel que estamos recorrido y un doblaje al inglés bastante bien implementado. Por su parte, decir también que se encuentra subtitulado al castellano, entre otros idiomas.
La segunda obra de The Game Kitchen es realmente notable. En Blasphemous vemos una mezcla de elementos muy interesantes, la acción, exploración y esos combates con toques Souls hacen del título algo realmente divertido. Todo ello se acompaña con una historia llamativa, aunque, como suele pasar en este tipo de juegos, deja mucha labor al jugador de unir los retazos para construirla por si mismo.
Pero Blasphemous es algo distinto a los metroidvania clásicos que hemos podido jugar. Su mundo y su mitología lo hacen único, una experiencia distinta que nos hará disfrutar a cada pasado que demos. Un título desafiante pero sin ser injusto que queremos completar acompañando a El Penitente, y en definitiva, es una aventura totalmente recomendable para los amantes del género.
Deja una respuesta