Hoy os traemos nuestro análisis de Candle: The power of the Flame, el título desarrollado por el estudio español Teku Studios y que ya se encuentra disponible en formato digital para consolas. Candle además estrenará una edición física el próximo mes de septiembre que será editada por Merge Games y distribuida en nuestro país por Avance.
Candle es el primer juego de Teku Studios y han utilizando para su desarrollo materiales como acuarelas y acrílicos.
Nos encontramos con una aldea devastada por los Wakcha, donde los aldeanos han sido asesinados y otros han sido tomados como prisioneros, entre ellos al chamán. Algunos han sobrevivido al ataque y entre ellos está Teku, al que consideran la luz guía, que deberá salvar al chamán. De esta manera comenzamos un viaje con nuestro protagonista, acompañados del Narrador (Pepe Mediavilla) que nos pondrá en contexto y en ocasiones nos hará de guía en nuestro camino.
El juego es en 2D en el que tendremos que ir avanzando en los escenarios resolviendo acertijos para que nos vayan desbloqueando el camino. También tendremos que avanzar creando artilugios o bien desarrollando una estrategia para acabar/evitar a los enemigos que tenemos por delante.
Como si fuese una escape room todos los objetos se tendrán que utilizar en algún momento determinado, y la mayoría se utilizarán una única vez. Podemos encontrar el objeto que se puede utilizar directamente, mientras que otros tendremos que hacerles algún tratamiento (calentar, pulverizar, etc…) para poder utilizarlos. No existen los combates, por lo que usando el sigilo y trampas deberemos deshacernos de los enemigos.
Por otro lado, contamos con una herramienta básica: el fuego, la llama que tenemos en nuestra mano. Nos sirve para iluminar zonas oscuras, alejar enemigos e interactuar con otros objetos. Aunque no siempre jugará a nuestro favor: en ocasiones atraerá a los enemigos y moriremos al instante, ya que no contamos con una barra de vida, al primer toque caes, pero apareces justo en la escena anterior o en la misma unos pasos más atrás por lo que no es una gran pérdida.
Por último señalar que el juego en ocasiones te lo pone demasiado difícil, todos los objetos tienen alguna utilidad, por lo que los tienes que encontrar sí o sí, y en algunas ocasiones no están muy visibles o están tan bien escondidos que no crees que ahí no haya nada (el maldito hongo imposible de encontrar) o que no hay pistas claras sobre los pasos que tienes que tomar.
Nos encontramos con uno de los pilares del juego, con una estética de cuento a lápiz, y al ser en 2D personalmente me ha recordado a esos libros infantiles en el que tiras de lengüetas de cartón y se van levantando los elementos del mismo.
Los colores utilizados son vivos, aunque no muy llamativos, y los personajes tienen un diseño individualizado, a excepción de los guerreros de la tribu Wakcha o los adoradores, supongo que es para que los enemigos sean fácilmente identificables.
El peso de este apartado lo lleva el Narrador, que con la voz grave y potente que caracterizaba a Pepe Mediavilla nos va dando la base de la historia y nos guía en el juego (aunque esto último tampoco es que nos sea de mucha ayuda), ya que los personajes no hablan, emiten únicamente gruñidos y aparecen unas viñetas en las que nos van contando su historia, y que el Narrador nos resume por si no nos ha quedado claro.
La banda sonora es instrumental y sencilla, pero cuadra con el juego, que se apoya mucho en lo visual (su punto fuerte) y les ha salido muy bien.
Como habréis visto a lo largo de este análisis, este juego me ha encantado, es precioso, entretenido y te hace pensar. De lo que peca es que en ocasiones es demasiado retorcido y su duración no es muy larga, pero se disfruta y tiene una buena relación calidad/precio, tanto en formato digital como lo tendrá en físico cuando se ponga a la venta a mediados de septiembre.
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